No disimulo mi entusiasmo cuando la revista Kireei llega a la tienda y la voy "diseccionando", leyendo, mirando y buscando hasta en el último rincón de la última página. Me pasó con el número 1, con el 2, con el 3 y ahora con el 4. Mirar una revista que está llena de cosas bonitas es una delicia. Leer y que te hagan pensar un disfrute. Y mirando y leyendo "La mirada" (Kireei 4) he estado dándole vueltas a algo que está en la esencia de ¡Ya voy mamá! y que asoma por aquí muchas veces: La importancia de rodear a los niños de cosas BONITAS, en el sentido más amplio de la palabra. En la revista hay referencias al tema y un artículo de Elena Ferro maravilloso y que empieza con una frase de Valle-Inclán: "La ética es lo fundamental de la estética".
Si nos parásemos a pensar en la importancia de estas cosas a la hora de comprar un juguete y lo que puede suponer para los niños a lo mejor cambiaba nuestro patrón de compras o al menos reflexionábamos un poquito antes de comprar esto o lo otro. Como dicen en otro artículo de Kireei 4 (La mirada científica de los niños) estamos diseñados para aprender en la infancia y la forma en que jugamos y con que jugamos puede ser determinante para lo que viene después. ¿Porque apostar por lo "feo" cuando hay tanto bonito de lo que rodearse?
En ¡Ya voy mamá! buscamos e intentamos que aquí encontréis cosas que son bonitas por fuera y por dentro (a veces merece la pena conocer la historia que hay detrás de un juguete o de aquella camiseta que tanto nos gustó porque lo hacen todavía más BONITO). Como dice Elena Ferro en su artículo no se trata de belleza porque sí. La belleza es una necesidad, afecta al estado de ánimo y "darle sentido estético a la vida" nos parece muy interesante porque esa estética nos lleva a la cultura, nos estimula, nos emociona, no nos deja indiferentes, puede ser apacible o inquietarnos...¡Nos hace mejores!.
Desde la infancia es interesante ir alimentando el gusto y los gustos de los niños. Esto también forma parte del aprendizaje. Dice Alain Bergala que "nadie se ahorrará nunca el tiempo que hace falta para formarse un gusto sobre el que se apuntalarán de manera perdurable sus criterios". Los niños que aprenden a valorar y distinguir la belleza serán seguramente adultos con criterio que intentarán mejorar el entorno en el que viven.
Si hasta Platón lo decía hace muuuuuuchos años...
"Me preguntáis por la educación de los más pequeños. Yo os digo: ¡que el niño juegue libremente entre cosas bellas!
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